27/2/09
El hijo preferido
Ella, dejando entrever una sonrisa, respondió:
"Nada es más voluble que un corazón de madre"
Y, como madre, le respondió:
El hijo predilecto, aquel a quien me dedico en cuerpo y alma...
Es mi hijo enfermo, hasta que sane.
El que partió, hasta que vuelva.
El que está cansado, hasta que descanse.
El que está con hambre, hasta que se alimente.
El que está con sed, hasta que beba.
El que está estudiando, hasta que aprenda.
El que está desnudo, hasta que se vista.
El que no tiene trabajo, hasta que lo encuentre.
El que está enamorado, hasta que se case.
El que se casa, hasta que conviva.
El que es padre, hasta que los crie.
El que me prometió algo, hasta que lo cumpla.
El que debe, hasta que pague.
El que llora, hasta que se calme.
Y con un semblante muy diferente a aquella sonrisa, finalizó:
"EL QUE YA ME DEJÓ, HASTA QUE ME REENCUENTRE CON ÉL"
Una madre siempre ve en su hijo la esperanza dormida que un día despertará. Su fe en él siempre la sostiene.
Una madre siempre es una madre... "AUNQUE EL HIJO SE OLVIDE DE ELLA"
Tiempo.....
Había una joven muy rica, que tenía de todo: un marido maravilloso, unos hijos perfectos, un empleo que le daba muchísimo bien, y una familia muy unida.
Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso. El trabajo y los quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria en algún área.
Si el trabajo le consumía mucho tiempo, ella lo quitaba de los hijos, si surgían problemas, ella dejaba de lado al marido... Y así, las personas que ella amaba eran dejadas siempre para después.....
Hasta que un día, su padre, un hombre muy sabio, le dio un regalo: Una flor carísima y rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo.
Y le dijo:
Hija, esta flor te va a ayudar mucho, ¡mas de lo que te imaginas! Tu sólo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando, y a veces conversar un poco con ella, y ella te dará a cambio ese perfume tan maravilloso y esas bellísimas flores.
La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual. Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor...
Ella llegaba a casa, miraba la flor y las flores todavía estaban ahí, no mostraban señal de flaqueza o muerte, apenas estaban ahí, bellas y perfumadas. Entonces ella pasaba de largo.
Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió. Ella llegó a casa ¡y se llevó un susto! La flor estaba completamente muerta, su raíz estaba seca, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que había ocurrido.
Su padre entonces le respondió:
Yo ya imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor, porque no existe otra igual a esa, ella era única, al igual que lo son tus hijos, tu marido y tu familia. Todos son bendiciones que Dios puso en tu camino, pero tú tienes que aprender a cuidarlos, regarlos, podarlos y prestarles atención, pues al igual que la flor, los sentimientos también mueren, si no les dedicamos tiempo.
Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada, y te olvidaste de cuidarla.
¡CUIDA Y DEDICA TIEMPO A LAS PERSONAS QUE AMAS, SI NO QUIERES PERDERLAS!