30/3/09

Madurar en la vida


Dicen que a cierta edad las personas nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina, y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años jóvenes.


Yo no sé …. si me habré vuelto invisible para el mundo, es muy probable …., pero nunca fui tan consciente de mi existencia como ahora; nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi vida.

Descubrí que no soy el protagonista del cuento de hadas; descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.

Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecto, de estar lleno de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás, de sentir, de vibrar. Y, a pesar de ello, quererme mucho y aún amar.

Cuando me miro al espejo, ya no busco a la persona que fui en el pasado... sonrío a la que soy HOY.... me alegro del camino andado, y asumo mis contradicciones.
Siento que debo saludar al joven que fui, con cariño, pero dejarlo a un lado; porque ahora me estorba. Su mundo de ilusiones y fantasía ya no me interesa. Me interesa ser yo, ¡aquí y ahora!


¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr tras los sueños!
¡Que bien poder disfrutar del silencio y de los pensamientos!
¡¡Que bonitos son los recuerdos y sonreír tras ellos!!


El ser humano tarda mucho en madurar. La vida es tan corta y el oficio de vivirla es tan difícil, que cuando uno comienza a aprenderlo, ya hay que morirse. Por eso trato de vivirla al máximo …. Como si hoy fuera el último día, gozando cada minuto, cada momento, cada "te quiero", cada rayo de sol que me acaricia.

1 comentario:

  1. Refleja una filosofía existencial muy positiva y loable, pero...
    los recuerdos, e incluso la nostalgia, también forman parte irrenunciable de nuestras vidas y constituyen la referencia para darnos nuestra ubicación real.

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